"Pese a la juventud de estos músicos, su preparación es prodigiosa, lo cual, unido a su natural talento, ofrece unos resultados explosivos. El disco se escucha en un suspiro, prueba de lo buena que es toda la música y de lo bien tocada que está. Otro acierto pleno de la familia Zapico y acompañantes."
Casi sin tiempo para habernos repuesto de la inmejorable impresión que nos produjo su anterior disco,
Insólito estupor,
Forma Antiqva nos vuelve a asombrar, ahora con un trabajo dedicado a la faceta más desconocida de Domenico Scarlatti, la de compositor de
cantatas de cámara. Scarlatti compuso una cincuentena de éstas, repartidas entre su periodo romano y su periodo madrileño. Estas últimas (exactamente, dieciocho) fueron escritas para la voz suprema del castrado Farinelli y para disfrute exclusivo de Felipe V y de su regia familia en el real sitio de Aranjuez. Las que aquí aparecen (
Di Fille vendicarmi vorrei;
No, non fuggire, o Nice;
Tu mi chiedi o mio ben y
Fille, già più non parlo) son completadas por varias sonatas y preludios transcritos para guitarra barroca (Enrike Solinís y Pablo Zapico), para tiorba (Daniel Zapico) o para violoncello (Ruth Verona), salvo en el caso de un preludio que figura en su contexto original, es decir, interpretado al clave por Aarón Zapico, director de este ensemble asturiano.
Sin querer quitar el más mínimo mérito a
Forma Antiqva, hay que reconocer, no obstante, que el protagonismo de este disco recae en la soprano emeritense María Espada, habitual colaboradora del grupo. Espada vuelve a evidenciar aquí que es es una de las voces más interesantes que han surgido en los últimos tiempos dentro de la música antigua (aunque ella no se dedique con carácter exclusivo a ese repertorio). Entonación, potencia, afecto, expresividad... Espada lo pone todo para completar una interpretación sobresaliente, que no hace sino desear con suma expectación sus próximos trabajos discográficos.
En manos de
Forma Antiqva, está música, tanto la vocal como la instrumental, adquiere unos tintes desconocidos. Folklóricos, si se quiere, pero en el buen sentido de la palabra. Salvando las distancias, su sonido nos hace recordar por momentos a
L'Arpeggiata, sin que por ello pierdan la adaptaciones que se han realizado un ápice de rigor musicológico. Me reitero en lo que ya les comenté al criticar el anterior trabajo de
Forma Antiqva: estamos ante la última generación del historicismo, con todas las muchas ventajas que ello entraña. Pese a la juventud de estos músicos, su preparación es prodigiosa, lo cual, unido a su natural talento, ofrece unos resultados explosivos. El disco se escucha en un suspiro, prueba de lo buena que es toda la música y de lo bien tocada que está. Otro acierto pleno de la familia Zapico y acompañantes.