Puede que sea el Ciclo de Música Antigua de esta doble quincena musical donostiarra el que más incondicionales fieles melómanos concita, hecho demostrable por la simple realidad de que casi noventa minutos antes de abrir las puertas de acceso ya había personas haciendo cola, que al final llegó a ocupar casi dos de los cuatro lados que conforman la Plaza de Zuloaga, habida ante el emblemático e histórico edificio que en la actualidad acoge al Museo de San Telmo.
En esta ocasión fue el ensamble asturiano Música Antiqva, concretamente de la cuenca minera de Langreo, integrado desde...
Lo más antiguo puede ser lo más moderno. Y el concierto de ayer, dentro del ciclo que se desarrolla en San Telmo, fue una demostración de ello y no solo por el look de los instrumentistas, con ropa informal, deportivas blancas y barbas de hipster, sino sobre todo por su propuesta musical.
El grupo Forma Antiqua, ayer en forma de sexteto, presentó un original y divertido repertorio, con una cuidada selección de piezas de compositores españoles del XVIII dentro de una estructura bien diseñada que las hizo aún más apetitosas.
Sin embargo, esta atractiva propuesta, que hizo...
SUBVENCIONADO POR

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Farándula castiza
Cartelera instrumental de corrales y coliseos
Programa ganador del Sello FestClásica 2021
FORMA ANTIQVA
Jorge Jiménez,
violín
Daniel Pinteño,
violín
Ruth Verona,
violonchelo
Pablo Zapico,
guitarra
Daniel Zapico,
tiorba
Aarón Zapico,
clave y dirección
Notas
A mediados del siglo XVIII, Madrid era villa y descanso de la Corte. La capital de un reino convulso, difícil de dominar y de extensión incómoda que pelea por equipararse a otras capitales europeas. Madrid es foco cultural. Hervidero de sainetes, tonadillas y oberturas. Los corrales y coliseos prenden la chispa de pasiones y afectos en un bullicio perenne. El escenario es la calle, ¡la vida misma! Madrid es trasiego e intercambio de tradiciones, modas y estilos. Es asombro y estupor. Madrid es un estado de ánimo.
En este contexto de exacerbada creatividad musical la permeabilidad a otros estilos y la influencia de maestros y músicos, italianos sobre todo, en nuestras orquestas se contrapone en barroca dicotomía a la querencia, difusión y aplauso general de nuestro repertorio. Del estilo propio. De lo castizo, vaya. Se adopta el lenguaje brillante y osado del violín, se adaptan las formas musicales al ritmo de la palabra y la música en nuestro país alcanza un grado de excelencia, difusión y cuidado nunca visto. Influencia italiana y sabia convivencia son la alquimia de este triunfo.
¿Y cómo dotar de banda sonora a este ambiente, a estas calles angostas recién iluminadas? Robando la música del teatro. De la farándula. Apropiándonos de lo escuchado y vitoreado en corrales y salones, escenarios y plazas. Del Fandango mil veces carambeado a la Obertura dramática que anuncia un enredo bien resuelto. De la Sinfonía afrancesada y de doméstica costumbre a unos Allegros transalpinos. Los grandes están presentes: Nebra, Conforto y Corselli. Pero también algún reciente descubrimiento, una sorpresa inesperada apellidada Baset, Castel o Mele. Un callejero de tres jornadas con su correspondiente Obertura y Final. Música huérfana de palabras pero amplia de emociones transparentes y afectos directos.
Los más de veinte años que contemplan a Forma Antiqva han sido testigos de un incesante goteo de recuperación patrimonial. Poco a poco, el deber para con nuestra música ha calado hondo y los proyectos se van sucediendo de las más variadas formas. Tonadillas de Blas de Laserna, una ópera en estilo italiano de Literes, cantadas de Durón o, más recientemente, sinfonías de Baset son alguno de los ejemplos de este, ya importante, corpus de música probado en todos los escenarios imaginables y que ha supuesto una experiencia y conocimiento de inmenso valor de lo nuestro.
De orgullosa reivindicación.
Aarón Zapico