Forma Antiqva, dirigida por Aarón Zapico, sonó empastada, rotunda y chispeante, como siempre. No es extrañar el largo cuarto de hora en aplausos en que prorrumpió el público cuando Alonso de Arnedo concluyó conmovedor su discurso. Tan arduo trabajo por parte de todos (texto, recuperación musical, interpretación y montaje escénico) merece la pena cuando hay un reconocimiento final tan unánime."
VI Edición del Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora
Los que con frecuencia nos quejamos de los muchos inconvenientes que tiene el vivir en una gran urbe como Madrid somos consolados casi siempre con la misma frase: “
Sí, pero... ¿y la oferta cultural de que disfrutáis?”. No digo que la oferta cultural de Madrid no sea amplia, no, pero según en qué cosas. Por ejemplo, en lo referente a música antigua la capital de España es un páramo y uno no puede por menos que envidiar a pequeñas ciudades como Zamora cuando comprueba lo mucho y bien que se cuida allí este apartado. El
Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora ha alcanzado su sexta edición, con un programa digno de cualquier festival europeo de ésos que son tenidos por punteros por su alta calidad y por los muchos años que llevan en el candelero:
Modo Antiquo y Karina Gauvin;
La Caravaggia;
Capella Angelica y Lautten Compagney;
Diabolus in Musica;
Forma Antiqva y Xavier Sabata;
Concerto Italiano y Sara Mingardo y, por último,
Les Pages & Chantres y
Les Symphonistes du Centre de Musique Baroque de Versailles. Todo, concentrado en los dos primeros fines de semana del mes de marzo y en el incomparable marco (calificativo que suena a topicazo pero que es la pura realidad) de la iglesia románica de San Cipriano.
De todo ello, me quedo con el estreno, mitad teatro, mitad música, que protagonizaron el inquieto grupo
Forma Antiqva y ese excepcional contratenor y actor que es Xavier Sabata, elevado a los altares de la interpretación de la música antigua gracias a sus extraordinarias cualidades y a que un buen día reparó en él, para su
Jardin des Voix, ni más ni menos que el mismísimo William Christie, uno de los santones del historicismo. El espectáculo, intitulado “
La Gacetilla de Alonso de Arnedo, capón”, fue la más palpable demostración de lo bien que se pueden hacer las cosas cuando unen tres virtudes: ganas, ingenio y talento. Virtudes de las que, por desgracia, no está muy sobrada la cultura española. Se trata de la escenificacion de las vivencias de Alonso de Arnedo, un imaginario castrado zamorano a caballo entre los siglos XVII y XVIII, sobre un texto escrito por Alberto Martín Márquez, en quien concurre la circunstancia de ser el director de este festival.
Con apenas cuatro perras, como se dice vulgarmente, el montaje escénico fue de una notabilísima calidad. Sabata, el figurado capón, va contando sus sentimientos y su relación con su maestro, intercalando obras vocales de Juan García de Salazar, Diego Durón, Tomás Luis de Victoria, Carlos Patiño, José de Vaquedano, Nicola Porpora, Juan Francés de Iribarren y Jaime Castellas (músico que reclama de forma urgente una recuperación, porque el aria “
Alva hermosa”, del
Tono a la Concepción de María, quita, por su deslumbrante hermosura, la respiración al más pintado), así como piezas instrumentales de Andrea Falconieri, José Ximénez y del hispano-italiano José de Castro (otro, como Casellas, que duerme en el lamentable limbo del olvido). Viendo a Sabata en ésta su salsa, uno no sabe ya qué es mejor, si actor o cantante. A lo largo de los ochenta minutos que duró el espectáculo, Sabata tuvo al auditorio rendido a sus pies.
Forma Antiqva, dirigida por Aarón Zapico, sonó empastada, rotunda y chispeante, como siempre. No es extrañar el largo cuarto de hora en aplausos en que prorrumpió el público cuando Alonso de Arnedo concluyó conmovedor su discurso. Tan arduo trabajo por parte de todos (texto, recuperación musical, interpretación y montaje escénico) merece la pena cuando hay un reconocimiento final tan unánime. Ahora solo falta que algún cacumen de los que rigen los destinos culturales de ciudades como Madrid o Barcelona se enteren de una vez de que hay una generación de jóvenes que quieren comerse el mundo. Como decía antes: les sobran ganas, ingenio y talento para hacerlo.