"Entre las muchas agrupaciones que ahora destacan merece tenerse en cuenta una de raíz asturiana, Forma Antiqva, que ha conseguido hacerse hueco en un contexto de gran competitividad en el que sólo los mejores salen adelante."
El desarrollo de la música culta en España ha sido en estos últimos veinte años extraordinario. Y, además, este crecimiento se puede consignar en frentes de lo más diversos. Por una parte, los festivales han apostado por el repertorio del Barroco y del Renacimiento aprovechando las nuevas tendencias interpretativas, y por otra, también las temporadas de ópera han descubierto el filón de un ámbito interesante y que cuenta con varias generaciones de intérpretes de la máxima calidad. Todo ello ha contado con el favor del público, que se acerca con curiosidad a descubrir obras nuevas, algunas de ellas rescatadas del olvido y otras muy conocidas, pero que ahora se abordan con otros criterios estilísticos más rigurosos.
Nuestro país ha tardado en descubrir el potencial que atesoraba en este sentido. Hace unos años nadie podía competir con las formaciones especializadas inglesas, italianas, de los Países Bajos o las de Francia, que lideraban este repertorio de forma indiscutible.
Pero, por fortuna, esta situación ya forma parte del pasado. La eclosión de la música antigua ha llevado a la proliferación de agrupaciones de excelente nivel, integradas por músicos jóvenes que se han formado con los mejores. El resultado ha sido la puesta en valor del patrimonio musical español que, durante el periodo histórico que nos ocupa, se mantuvo en el liderazgo europeo.
Este movimiento ha llevado al arraigo de las formaciones y al despegue espectacular de solistas instrumentales y vocales de primer rango. Si ahora echamos un vistazo a la programación de los festivales tradicionales, comprobaremos cómo paulatinamente se va equilibrando la presencia de agrupaciones extranjeras con las españolas y ambos grupos compitiendo en parámetros de exigencia muy similares. Incluso, los nuevos ciclos temáticos que han salido adelante se han centrado en buena medida en la música antigua, lo cual está tejiendo una importante red de circuitos que deberá ampliarse en los próximos años. Tampoco el mundo del disco es ajeno a esta revolución silenciosa que está moviendo incluso las estructuras más tradicionales.
Entre las muchas agrupaciones que ahora destacan merece tenerse en cuenta una de raíz asturiana,
Forma Antiqva, que ha conseguido hacerse hueco en un contexto de gran competitividad en el que sólo los mejores salen adelante. El grupo ha sabido crecer con paciencia, mejorar técnicamente paso a paso, buscando parámetros de calidad siempre importantes en cada una de sus actuaciones. No extraña, por tanto, el magnífico presente de «Forma Antiqua» y, sobre todo, el futuro que se adivina, tras haber sellado importantes acuerdos discográficos para próximos ejercicios. Próximamente, reestrenarán varias obras del archivo de la Catedral de Oviedo y lo harán en diversas ciudades españolas. Tienen en mente giras ambiciosas y el interés por la buena música que hacen ya ha saltado nuestras fronteras y se les requiere en ciclos de otros países. Sólo nos queda esperar que Asturias no esté al margen de esta realidad, que prestigia al mundo de la música en el Principado.