En torno a la música del siglo XVII giró la propuesta del conjunto asturiano “Forma Antiqva” para su participación en la presente temporada del ciclo ovetense Primavera Barroca. Una suerte de perlas musicales, muchas de ellas prácticamente desconocidas. La agrupación de los Zapico es un conjunto muy versátil, y el pasado miércoles lo demostró una vez más con una plantilla distinta de músicos entre los que no estaba su director, Aarón Zapico, y un repertorio de cámara que ahonda en el universo de la música instrumental, muy distinto al que ofrecieron la pasada temporada en...
La agrupación asturiana protagoniza con éxito una nueva sesión de la "Primavera barroca" en el Auditorio de Oviedo, en la que brillaron los chelos.
El público esperaba con gran expectación el concierto que los asturianos "Forma Antiqva" ofrecieron ayer tarde en el Auditorio de Oviedo dentro de la actual temporada de la "Primavera barroca".
Año tras año consolidan su participación en el ciclo. La sala de cámara del Auditorio estaba llena al comienzo del concierto. El director de la agrupación, Aarón Zapico, que no participó en el concierto por su presencia como jurado en los...
Por esta noche Venecia resultó Oviedo, los seis barrios de La Serenissima unos músicos de casa con los hermanos Zapico (sin Aarón en escena) y cuatro invitados habituales, la sala de cámara un verdadero palacio donde disfrutar de un paseo musical con Forma Antiqva que volvió a prepararnos un festín del seiscientos con un continuo protagonista absoluto y un lleno demostrando que se puede ser profeta en tu tierra, 20 años largos de trayectoria, brillando al nivel de figuras internacionales que continúan desfilando por “La Viena del Norte”.
Aarón Zapico hizo de presentador en un...
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Actividad subvencionada por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música
NOTTE ITALIANA
Música del seicento para consort de continuo
FORMA ANTIQVA
Ruth Verona, violonchelo
Elisa Joglar, violonchelo
Daniel Oyarzábal, clave
Daniel Zapico, tiorba
Pablo Zapico, archilaúd
El interesantísimo programa de Forma Antiqua nos propone indagar en una de las transformaciones más importantes de la historia de nuestro arte, la transición de la música vocal a la instrumental. La selección contiene canzonas, bailes, sinfonías y otras composiciones en las que, sobre todo en las primeras, advertimos que el origen cantado de la melodía pasa a ser el motor de elaboradas páginas instrumentales. Junto a Frescobaldi, famosísimo por sus obras para teclado (órgano o clave), los Gabrielli y Kapsberger, encontramos el arte temprano de la variación en los españoles Ortiz y Selma y Salaverde.
Cuando cae la notte italiana
Cuando cae la
notte italiana sobre Venecia, el Gran Canal «parece concentrar todos los resplandores dispersos y reflejarlos centuplicados, como un espejo biselado» (Irene Nemirovsky). Venecia ha sido para la Historia de la Música en el siglo XVII un epicentro y un motor generador de tendencias; y todas ellas se han alimentado en torno a los canales, los
palazzi y su imbricado urbanismo.
Tenemos esta noche sobre el escenario a una colección de excelentes músicos que bien podrían, imaginariamente, encarnar a los compositores de este programa. El denominador común de todos los que lo forman es que eran inmensos instrumentistas. Abrieron la brecha de sus propios instrumentos cuando aún se estaban generando. Creando un nuevo lenguaje instrumental, virtuoso, nunca antes escuchado. Kapsperger, Bartolotti y Roncalli tocaban guitarras y laúdes, Picchi y Frescobaldi, instrumentos de tecla. Gabrielli y Vitali fueron los primeros virtuosos del violonchelo; descubriéndole un papel solista completamente novedoso. Por su parte, Selma y Salaverde fue uno de los fagotistas más reputados de su tiempo. Todos ellos prácticamente contemporáneos.
Desde un punto de vista sociológico de la música, les tocó vivir en una época de transición. Para ganarse la vida lo habitual era estar al servicio de nobles, autoridades eclesiásticas o monarcas y gobernadores de ciudades estado. Pero en aquel tiempo surgió el boyante negocio de la ópera con sus
impresari, la aparición de las Academias como centros de intercambio, discusión y creación intelectual y artística y, sobre todo, la difusión masiva de la música a través de la imprenta. Todos estos factores les otorgaron, tímidamente, cierta autonomía económica.
De hecho, Venecia, además de por la ópera, destacó en el XVII por las prestigiosísimas casas de edición que allí se radicaron. Tanto fue así que nuestros compositores Picchi, Kapsperger, Frescobaldi, Vitali, Ortiz o Selma y Salaverde publicaron algunos de sus trabajos en esta ciudad.
En cuanto a técnicas y formas musicales cada uno en su estilo ideó totalmente el lenguaje de sus respectivos instrumentos. Pero, sobre todo, tuvieron la osadía de otorgarle a la música instrumental carta de naturaleza gracias a la mezcla perfecta entre oficio, imaginación y destreza compositiva. Hubieron de servir de puente transitorio entre el contrapunto de origen franco-flamenco -que se había vuelto
mainstream por toda Europa- y la aparición de la monodia acompañada con bajo continuo que suponía la modernidad. Además, vivieron y experimentaron la transición entre la modalidad y la consolidación de la tonalidad como la entendemos hoy. El ejercicio de mediación entre ambos universos sonoros en todos ellos es vital para entender la música posterior y les hace pertenecer a esa rara estirpe de compositores que, al navegar entre dos tendencias, hoy nos suenan intemporales. Una suerte de fantasía que navega entre dos aguas.
Cuando caiga la
notte italiana sobre Oviedo, déjense arrullar por este conjunto de piezas, como si estuvieran en la sede de alguna
Accademia veneciana del
Seicento: celebrando la vida con música.
Forma Antiqva